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¿POR QUÉ TRIVIALIZAMOS NUESTRA VIDA?

Dedicado a: Magda Valdez. Quien me conectó con la filosofía Griega.

Por: Abner Pantoja

Toda argumentación filosófica y literaria se basa en dos ideas universales: amor y muerte. Este último resulta un poco espinoso de tratar. En principio y por instinto humano, nadie quiere hablar de la muerte. Aun cuando sabemos que no podemos negarla.

La religión nos podría satisfacer en el enfrentamiento a la muerte pensando en la preparación para aceptar dicho momento. Y el coaching motivacional se apropia de la idea de la muerte para inspirarnos a vivir el instante. La psicología nos habla de la posibilidad de admitir ese momento con serenidad; la mercadotecnia y publicidad nos invade con la idea del ‘carpediem’ (vive el momento).

El individuo de alguna manera se enfrenta a la muerte cuando alguien conocido y amado abandona ésta tierra. La milicia y el armamentismo inventan, promueve y desarrolla guerras en las que inevitablemente se asesinan. La euforia y el alcohol juvenil generan los accidentes. El espiritualismo nos alivia al comunicarnos con el ‘más allá’, uno vive y muere una vez. No tenemos el privilegio de equivocarnos.

¿Por qué, pregunto desde lo más profundo de mi corazón (por cierto, espero y no me de un infarto), trivializamos tanto nuestra vida?

¿Por qué me inquieta la idea de que no seamos capaces de canalizar positivamente el miedo que tarde o temprano nos invade respecto a la muerte? ¿Por qué ignoramos nuestro tiempo finito y nos esforzamos al máximo por lograr nuestros sueños? ¿Por qué no amamos con todo y un poco más? ¿Por qué no damos todo y un poco más?

¿Por qué perdemos el tiempo que cuando estemos en nuestro lecho de muerte ‘daríamos nuestras vidas’ por un aliento más? ¿Por qué tenemos que reaccionar y/o despertar nuestra conciencia cuando estamos cerca de la muerte y sufrimos alguna tragedia?

¿Por qué nos provocamos dolor en vez de enfocarnos solamente en el placer? ¿Por qué decimos que amamos a alguien y decimos que daríamos la vida por esa persona y al final de cuentas con nuestro egoísmo y soberbia le robamos su vida con la depresión y/o desilusión? ¿Por qué somos capaces de golpear a un niño atentando contra su integridad?

¿Por qué somos capaces de suicidarnos?

La muerte, en mi caso, ha estado presente, en lo referente a mi conciencia. Tal vez sea producto de una riqueza espiritual o el desarrollo temprano de la intuición o una sensibilidad muy desarrollada, no lo sé; el punto es que por las noches, desde la infancia, reflexionaba sobre lo que debiera ser ‘el sentido a la vida’. Siempre estuve buscando mi vocación. Para ser más profundo, diría que trataba de justificar mi ‘compromiso de vida’.

Claro que mis padre trataban de viviera una ‘vida normal’. Los entendía, pues sabía que era parte de la obediencia a los paradigmas culturales.

Ahora tengo claridad de mi compromiso de vida.

Y es a ello a lo que te quiero invitar. A que realmente te des la gran oportunidad de tomar el control de tu vida. Para ello tienes que apoyarte en tu mejor aliado: tu riqueza espiritual. Nadie más lo podrá hacer. Es una decisión que obedece a tu propia sabiduría.

Que quede claro que el fin último de la vida no es transitar el tiempo que se nos asigne y morir. El fin de la vida es la vida misma.

Busca tu Yo espiritual y emprende ese camino. Te darás cuenta de que a partir de que tomes conciencia de ti mismo, la muerte no será un factor de miedo. Así moriremos en paz.

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