Política

EL CURRO DE SER INVESTIGADOR DEL CONICET

una nota que abre el debate sobre «la década investigativa»

EL PROFESOR NEURUS Y SUS LOGROS

La ciencia como gasto público, la investigación como burocracia clientelar, el conocimiento como designación de ‘ñoquis’ militantes: es una de las pesadas herencias de los presupuestos nacionales kirchneristas que habrá que revisar. Alberto Buela, arkegueta, aprendiz constante , se resiste a que la inteligencia sintiente, especulativa, sea una rémora del pasado que hay que archivar.

por ALBERTO BUELA

Están concluyendo más de diez años de gobiernos kirchneristas, donde lo primero que hicieron fue crear un ministerio con el rimbombante título de “Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva”.

Este ministerio comenzó incorporando “investigadores” a diestra y siniestra a la plantilla del Estado. Así, el Conicet pasó de 3.600 integrantes en el año 2002 a la friolera de 7.600 “investigadores” más 2.200 técnicos con el apoyo de 1.100 administrativos y 9.100 becarios. Todos ellos cobrando suculentos sueldos.

Todos estos datos fueron proveídos por el presidente del Conicet en un artículo auto laudatorio publicado en La Nación el 11 de octubre de 2013.

A estos “investigadores” hay que sumar a los de otros centros científicos que poseen casi todas las provincias argentinas. Y, finalmente, debemos sumar a los “científicos” de la Conae (Consejo Nacional de las Actividades Espaciales). La sumatoria de todos estos “investigadores” da como resultado una masa de aproximadamente 28.000 investigadores y científicos argentinos, lo que supone para el Estado nacional un gasto enorme en sueldos, jornales y materiales para la investigación.

El resultado de todo este cúmulo de inteligencia “científica” se puso en evidencia con el lanzamiento, en estos primeros días de marzo de 2014, cuando el cohete Vex 1A, diseñado para que el país pueda poner satélites en órbita despegó solo dos metros del suelo y se prendió fuego. Y las autoridades científicas, cegadas por el ideologísmo, salieron a decir que “fue un éxito”.

La secuencia fotográfica del “científico lanzamiento” con un cohete erguido a punto de lanzar y el mismo tumbado a lado y partido al medio, mueve a risa y a tristeza: esta es la ciencia argentina de la “década ganada”, según el relato del gobierno.

Sabemos que muchos kirchneristas podrán poner cientos de logros “científicos” argentinos que conmovieron al mundo en esta “década ganada”, aun cuando ninguno haya tenido el mínimo eco mundial. Esos logros los dejamos para la futura historia de la ciencia Argentina, que seguro está por escribirse por algún “investigador” kirchnerista.

Nosotros, por nuestra parte, seguiremos insistiendo en recuperar, como sostenía ese gran filósofo español que fue Xavier Zubiri, la inteligencia sintiente y la inteligencia en su faz especulativa. Una y otra, funciones de la inteligencia que nos ponen en contacto con los valores, con la captación emocional y con la realidad, en tanto se transforma la inteligencia en espejo = speculum de esa misma realidad. Pues acá no hay relato, ni discurso ideológico que valga, pues para esta función primordial de la inteligencia: la realidad es la única verdad y la verdad es la única realidad. Ens et verum convertuntur, decían los viejos filósofos.

LA REVELADORA CARTA DEL PRESIDENTE DEL CONICET, ROBERTO SALVAREZZA
(OCTUBRE DE 2013, PUBLICADA EN EL DIARIO LA NACIÓN)

UN CONICET FORTALECIDO
Por Roberto Salvarezza

En una nota reciente publicada en esta sección de Opinión se pretende alertar sobre la llegada «del relato oficial» a la ciencia y, en particular, a nuestro organismo, alegándose que se trata de un simple relato distorsionado con objetivos políticos.

Si bien la mayoría de la comunidad científica conoce bien las profundas transformaciones habidas en materia de ciencia y técnica en los últimos años, se hace necesario contribuir al debate aportando datos que permitan analizar la situación con la mayor rigurosidad. Por este motivo, el Conicet ha publicado recientemente las cifras que muestran la evolución de los recursos humanos, la formación de doctores con becas Conicet, el número de centros e institutos de investigación del organismo y la inversión en infraestructura durante los 30 años de democracia (www.conicet.gob.ar). Pasemos brevemente a analizar estos números.

En el período 1983-2002, el número de investigadores se incrementó de 2000 a 3600, mientras que el número de becarios se mantuvo entre 1800 y 2400. En dicho período se produjo una marcada reducción del número de técnicos (de 3000 a 2000) y de centros de investigación (de 100 a 80).

Estas cifras a lo largo de 20 años reflejan, más allá del discurso y los esfuerzos de algunos funcionarios, el desinterés que tuvo el Estado en el desarrollo de la ciencia y la tecnología del país y, en particular, en el fortalecimiento del Conicet. Las políticas en materia de recursos humanosllevaron al paulatino envejecimiento del plantel de científicos y técnicos. En 1997 sólo ingresaron a la carrera del investigador científico y tecnológico del Conicet 125 investigadores y se otorgaron 300 becas. En 2001 este escaso número se redujo aún más: se incorporaron 160 cargos de investigador científico y 30 becarios. La incertidumbre sobre el destino del organismo se refleja en el artículo publicado en LA NACION, el 7 de noviembre de 1999, «El futuro del Conicet, bajo pronóstico reservado». Al año siguiente, el 6 de agosto de 2000, el mismo diario titulaba: «La segunda muerte de Houssay», en referencia al intento de hacer desaparecer la carrera del investigador científico y tecnológico.

A partir de 2003 se produce un cambio trascendental en el interés del Estado en la ciencia y la tecnología, lo cual se refleja en las cifras del Conicet. Sólo en 2004 se incorporan 400 investigadores y 1300 becarios para llegar a 2012 con la incorporación de 606 investigadores y 3900 becarios doctorales y posdoctorales. Esta decisión permitió pasar de 488 científicos menores de 40 años en 2003 a 2156 en 2012. Otros 100 investigadores se incorporaron desde el exterior ese año. El número de doctores que se formaban con becas Conicet en el posgrado universitario pasó de un escaso 200, a comienzos de 2000, a los 900 que presentó en 2012.

Actualmente el Conicet cuenta con 7600 investigadores de la carrera del investigador científico, 2200 profesionales y técnicos de apoyo, 1100 administrativos y 9100 becarios de los programas de becas. De los 7600 investigadores, 5700 son docentes universitarios, lo cual demuestra la relación indisoluble entre el Conicet y la universidad.

Los 80 centros e institutos con los que contaba el Conicet en 2002 son hoy 192. De los 112 creados en estos últimos 10 años, 80 están en el interior del país. A ellos se suman 7 nuevos centros de investigación y transferencia para fortalecer la ciencia y la tecnología de las universidades nacionales del interior. El 90% de los centros e institutos actuales son de doble dependencia con universidades nacionales.

La inversión sostenida en infraestructura de investigación en todas las regiones del país a partir de 2008 viene a saldar una deuda de más de 30 años. El presupuesto del Conicet destinado a obras alcanza los 298.999.884 millones de pesos. Estos fondos se suman a los aportes del Plan de Obras para la Ciencia y la Tecnología que lleva adelante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. Hay 32 obras inauguradas, 20 obras en ejecución y 11 proyectadas, para las cuales se comprometieron fondos por más de 418 millones de pesos, que incrementarán la infraestructura en más de 86.000 metros cuadrados.

Todo esto se acompañó con salarios dignos para los investigadores, becas con mayores estipendios y equipamiento de primera línea.

El Conicet es el principal organismo de ciencia y tecnología en la Argentina, el segundo en América latina y figura 85 en cuanto a producción de conocimiento básico entre las 3230 instituciones más prestigiosas del mundo. Contribuye así a sostener el puesto 31 que tiene nuestro país en el ranking mundial en esta actividad. Los investigadores del Conicet reciben premios en el exterior en reconocimiento a sus trabajos. Esto demuestra la fortaleza adquirida por todo el sistema de ciencia y tecnología del país. Cabe destacar que entre el primer premio Nobel y el segundo que recibió la Argentina por trabajos realizados en nuestro país, tuvimos que esperar 23 años. Sería injusto pretender que en tan sólo 10 años de recuperación del Conicet tuviéramos un reconocimiento de tal magnitud.

Las cifras destacan los esfuerzos sin precedentes realizados a partir del año 2003 que significaron sin duda la refundación de nuestra institución. En este contexto, festejamos en Tecnópolis no sólo nuestros 55 años sino también estos 10 años de políticas ininterrumpidas de crecimiento del Conicet.

fuente: Urgente24.com

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4 comentarios

  1. SE PUEDE SER TAN BRUTO, ALBERTO BUELA? Jajajaja definitivamente creo que no, debes ser el único retrasado mental que ve al crecimiento científico como «un curro». Y lo digo como investigadora, no como K… q no soy. Saludos, idiota!

  2. Leyendo tu artículo, sólo siento pena por tu desinformación. Antes de escribir y de impregnar tu artículo con odio y política, informate sobre todos los temas que se investigan en la Argentina, los avances que hay y los requisitos que se necesitan para poder ingresar al sistema científico. Lo digo con conocimiento de causa, y estoy muy lejos de ser K.

    1. Hola. Si leés la nota con detenimiento, la misma fue originada por las mismísimas autoridades del CONICET en trabajos de difusión sobre la realidad del mismo. Nosotros solo trascribimos sus resultantes, como así también hemos publicado en otras ocasiones anteriores los logros -cuando existieron-, del CONICET.

      En esta ocasión, de haber leído la nota sin prejuicio alguno, hubieses notado que añadimos la carta de Alberto Salvarezza, que muy bien sentado deja al CONICET.

      Pero reitero: de leer la nota y comprenderla en su contexto, esta habla de abrir el debate, no de una toma de posición -como ejercitás desde tu claro prejuicio siendo ofensiva con nosotros-, en torno a la autoría de la misma.

      No somos «odiosos», «políticos» ni estamos desinformados porque nuestra opción no coincida con la tuya. De lo que se trata es de ejercitar el debate desde el pensamiento y con total respeto por los que piensan distinto.

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