Opinion

BRASIL Y OTRO PITO AMIGO (DE LO AJENO)

Carballo, cobró 52 faltas, pero tardó más de un tiempo para sacar la primer amonestación

VELASCO CARBALLO: UN ÁRBITRO DE LA ESCUELA DE WILLIAM BO

Como era de esperar, la FIFA felicitó a Carlos Velasco Carballo después de su actuación en el Brasil-Colombia, y si; gracias a su accionar, Brasil sigue “pra frente”. Pero la paradoja es que la mano aviesa arbitral que le permite sostener una táctica (entre otras) por la cuál su rústico número 5 pegue patadas asesinas en los primeros 5 minutos de cada partido sin que se lo amoneste, es la misma que facilitó que el “scracht” pierda a su mejor jugador por una patada voladora de un rival que ni siquiera fue sancionada con un mínimo foul.

por Víctor Del Vento

Velasco Carballo: un impresentable eunuco de la dupla Blatter - Grondona
Velasco Carballo: un impresentable eunuco de la dupla Blatter – Grondona

Pero esto no es nuevo, ni jamás ha de cambiar ya que hace rato la FIFA practica la misma filosofía deportiva que la que moviliza el millonario negocio del catch yanqui (o el mexicano), donde la recaudación es el verdadero deporte y no la disciplina en si, y en pos de ello, todo es posible. El show del cacht es perfectamente equiparable hoy día con el del fútbol, porqué los verdaderos actores son los convidados de piedra del sistema, gobernados por un montón de delincuentes que jamás pisaron una cancha (del lado del césped), pero se encaramaron como rufianes manejadores de los distintos clubes.

Pero esto, Blatter y Grondona lo aprendieron hace rato y el archifamoso refrán del “Padrino” de Sarandí, sintetiza la fe berreta de estos dos viejos truhanes mejor que nada: “todo pasa”. Y es esta, claro, una filosofía tan imperecedera cómo práctica; porqué el hincha se olvida a los dos minutos, pero vuelve a acometer cada vez el peor de los pecados al volver a una cancha o al volver a encender la televisión para un nuevo partido.

Pero volviendo al partido, hubo acciones por demás polémicas que refrendan la directiva de FIFA para sus empleados los jueces, sobre no dejar fuera de la final al eterno mayor vendedor de abonos televisivos: Brasil. Las más notorias fueron el notorio penal a Bacca, (que de haber sido cobrado por este eunuco del pito, les hubiese costado la expulsión de Julio César), el gol no cobrado a Yepes por posición fuera de juego y la amarilla a Thiago Silva, que le costó quedar fuera del próximo partido.

Cuando Colombia abandonó la era del deshielo y comenzó a empujar a Brasil contra su propio arco, el “Mascherano” que sacó al equipo de Dilma del fondo, no fue otro que este árbitro español de la escuela de Narciso Ibañez Menta con sus fallos a favor de los brasileños y por eso, ese gran defensa que es Yepes se lo quería morfar al final del 1er tiempo.

Y si a las pruebas me remito, un tipo sensato como pocos como Pekerman, estaba por demás sacado, viendo como Brasil cagaba a patadas a los suyos sin que el árbitro se diese por enterado. Un caso testigo es el del enorme Radamel Falcao, -que fuera por lesión-, se quejó duramente de este infame gaita, vía Twitter: «Para el próximo partido acuérdense de llamar al árbitro que hoy no vino», ironizó el Tigre.

La incorruptible estadística refiere que Carballo, cobró 52 faltas, pero tardó más de un tiempo para sacar la primera amonestación y fue claramente localista.

Para Falcao la jugada más discutida fue justamente el penal; “Porque el arquero Julio César le cometió la falta al delantero Carlos Bacca y evitó el gol, pero el árbitro apenas le enseñó la amarilla”.

Los jugadores también protestaron varias jugadas que no sancionó y un tiro libre al final del primer tiempo en el que no hizo respetar la barrera por parte de los brasileños.

Opiniones colombianas:

«Lastimosamente el árbitro tampoco ayudó mucho, Brasil es un buen equipo pero dejamos todo y por eso estamos tranquilos. Queríamos seguir pero estamos bien» (James Rodríguez).

«Lamentablemente que el ímpetu y el deseo no nos alcanzó para llegar más lejos como queríamos. Además hubo una jugada dudosa que podría haber cambiado el resultado» (José Pékerman).

«Repito el twitter que lanzó Falcao, empiecen a jugar que el árbitro no vino. Siempre hablar del árbitro después de una derrota es difícil, pero siento que fue muy irregular» (Mario Yepes).

«Felicitaciones a Carlos Velasco, el mejor jugador de la selección Brasil» (Rigoberto Urán).

«Frenético desde el principio hasta el final. Brasil pateó, empujó, se metió y el árbitro les permitió salirse con la suya. Hicieron un gol tras un cobro de pelota quieta. Admitimos que David Luiz hizo un tiro libre espectacular, pero en términos generales, este fue un partido angustioso, sucio, con un desempeño muy básico por parte de Brasil. Pero, ¿qué importa? Ganaron”, afirmó el diario británico The Telegraph.

Según el diario español, AS, “Brasil salió a jugar con el cuchillo entre los dientes y gracias a su estupenda mentalidad y a que el árbitro español Velasco Carballo rebajó el nivel de amonestaciones que normalmente exhibe en España se puso enseguida con ventaja en el marcador. No obstante, la tolerancia del árbitro acabó por descontrolar el partido”.

El también español Mundo Deportivo afirmó que “arengados por su técnico, los jugadores de la ‘seleçao’ salieron con el cuchillo entre los dientes, un ímpetu que se tradujo en una y mil faltas a las piernas de los jugadores cafeteros, de ahí que en más de una ocasión los hombres colombianos le rodearan pidiéndole explicaciones y exigiendo alguna amonestación”.

Martín Caparrós, en su blog del diario español «El País» manifestó: “Brasil se esforzó todo un tiempo apretando, presionando, mostrando su incapacidad supina para dar cinco pases seguidos cuando recuperaba la pelota –y, pareció que le daba resultado: ahogó a Colombia, no lo dejó jugar. En el segundo ya no pudo mantener el ritmo y se dedicó, decíamos, a la demora, el enredo, el puntinazo. Y la violencia: cometió treinta y un (31) fouls pero un árbitro vergonzoso y español solo amonestó a un jugador brasileño por obstruir el saque del arquero contrario y a su arquero por un tackle que debió valerle la expulsión”.

Pero también criticó al español al verborrágico DT brasilero, Luiz Felipe Scolari.

Según Scolari, Velasco podría haber controlado el juego violento, incluso de los brasileños. “Nuestros jugadores también dividieron jugadas más fuertemente que lo normal. Podría haber cohibido el juego violento nuestro y el de ellos”, declaró el técnico.

«Ni hubo tarjeta amarilla», reclamó sobre la falta del colombiano Juan Zúñiga a Neymar Jr., que le provocó la lesión a éste.

«Thiago Silva pasa frente al arquero en un tiro de meta y le dan una tarjeta amarilla. No se puede entender cierto tipo de cosas. Hace 3 partidos que estamos hablando sobre las varias faltas que él (Neymar) viene sufriendo», declaró Scolari.

Las insinuaciones sobre el favorecimiento a Brasil comenzaron desde el inicio del Mundial, cuando el centrodelantero Fred marcó con un penal cuestionado frente a Croacia.

Los brasileños, a su vez, comenzaron a reclamar contra los arbitrajes, tal como ocurrió cuando el atacante Hulk tuvo un gol válido anulado por el árbitro inglés Howard Webb, en el partido contra Chile. “Las cosas tienen que ser iguales para todos”, afirmó Scolari, quien dijo que a partir de ese partido dejaría de ser educado.

En el intervalo del partido con Chile, cuando el jugador chileno Mauricio Pinilla hizo un comentario, el portavoz de la selección brasileña, Rodrigo Paiva, le respondió con un puñetazo filmado por las cámaras de la FIFA, por la que el que se ganó una suspensión.

UNA CERTEZA INCIERTA

¿Y cómo seguirán las dádivas extra-futbolísticas que recibe el local en pos de alcanzar la final? Esta es la pregunta del millón, toda vez que ahora debe Brasil enfrentar a uno que no se achica como Alemania y que tiene claramente más boletos que el contrario a favor por sus condiciones.

Lo que queda claro una vez más, es que la sociedad ilícita Blatter-Grondona una vez más sigue sosteniendo la carpa del circo en pos de un negocio ultramillonario que tanto los ha beneficiado por décadas.

Lo cierto es que Grondona habrá visto el mítico «Titanes en el ring» y de tan rocambolesca puesta en escena, copió la gran idea del genial Martín de poner segundos y terceros con un protagonismo que se imponga sobre el de los auténticos protagonistas y por ende los únicos que debiesen serlo.

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