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EL GOBIERNO PORTEÑO CLAUSURÓ «EL SURCO» (OTRO CENTRO CULTURAL Y VAN)

el macrismo cerró otro Centro Cultural

BUENOS AIRES INCULTA

Mientras la Agencia Gubernamental de Control hace la vista gorda a los talleres clandestinos, los geriátricos en pésimas condiciones de seguridad y favorece a grandes empresas que ni siquiera cumplen con los requisitos mínimos para la habilitación, el organismo encabezado por Juan José Gómez Centurión clausura centros culturales. Esta vez le tocó a El Surco, ubicado en Boedo 830, en pleno barrio porteño de Boedo.

Los inspectores llegaron con la intención de cerrar el histórico local de Seamos Libres. No dudaron: buscaron hasta encontrar. No se iban a ir sin pegar la faja naranja para intentar clausurar a la cultura popular.

No es un problema legal, ni siquiera edilicio y mucho menos de seguridad. Es un problema político, es una forma de concebir a la cultura. “El PRO dice que gestiona cultura, vota a favor de una ley de centros culturales, pero en paralelo los clausura. Todo un gesto del doble discurso”, evaluó el dirigente de Seamos Libres, Marcos Fernández.

La semana pasada, Gómez Centurión debió ir a la Legislatura porteña para aclarar qué había hecho la AGC para prevenir el incendio en el depósito que la multinacional Iron Mountain tiene en el barrio porteño de Barracas. No pudo o no supo responder. El legislador Pablo Ferreyra le preguntó por qué el organismo que encabeza el ex carapintada es tan efectivo para encontrarle el pelo al huevo en los espacios culturales independientes y tan poco eficiente para los predios de las grandes empresas.

El año pasado, Seamos Libres, junto a los centros culturales independientes, logró que los diputados de la Ciudad aprueben la Ley de Centros Culturales, que le da un marco legal a los espacios. Todavía falta que la Legislatura vuelva a reunirse para votar la segunda lectura del texto que exige la Constitución de la Ciudad para este tipo de normas.

¿Y LA OPOSICIÓN?

Mal gracias. Lejos quedó la esperanza de que en la Legislatura se alcen las voces de la oposición mayoritaria, encarnada por el bloque del FPV. Nada más lejos de la verdad ya que ellos son socios desde noviembre de 2012 con el intercambio de consenso para la votación de leyes que permiten la concreción de logros inherentes a la conveniencia de cada partido, (léase PRO y FPV), siendo la más grande la cesión de la Ciudad al Gobierno Nacional de los terrenos de Pompeya para la construcción de la Estación de Trasbordo junto con barrios del plan PROCREAR.

Hoy la ciudad está indefensa en un montón de rubros porque el macrismo desarmó los planteles de inspectores «municipales» (nido de históricas víboras corruptas), en lugar de echar a los laddris y concursar gente y establecer mecanismos anticorrupción.

Los derrumbes en las construcciones, los boliches, los talleres clandestinos, los geriátricos, los restoranes, los prostíbulos, la venta ilegal callejera y tantos otros rubros no tienen hoy control alguno y el precio está a la vista, pero el modelo crece en su aceptación popular, porque con esto claro queda que a los porteños no nos gustan los controles.

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