Opinion

HABLA AL PAÍS; ENRIQUE MACAYA MÁRQUEZ

MI MIRADA DEL SUR

por Enrique Macaya Márquez
Es un pedido original e inédito: una mirada propia del “sur” de Buenos Aires. Aceptar el desafío es un homenaje a esta vocación profesional abrazada y de vida, y, cuán mejor que desarrollar el tema desde el ángulo que tantas satisfacciones me ha dado y me sigue dando: el deporte. El fútbol para ser más concreto.
En lo personal he practicado mucho fútbol. Me apasionó siempre jugarlo. Desde chico hasta que colgué –y no hace tanto- los botines.
He jugado de joven, en las canchas peladas de Sportivo Barracas, Barracas Central, Piraña, Riestra, Yupanqui, -cuándo tenía la propia- y en tantas otras.
El sur ha sido desde siempre una de las minas de oro del fútbol argentino. Y hablo en material humano. En la cédula de identidad del fútbol argentino. En la riqueza de sus jugadores.
Una mínima lista: Stábile, Masantonio, Roma, Sanfilippo, Tucho Méndez, Brindisi y Babington, Angelillo, Bianchi, Pipo y Coco Rossi, Cejas, Rendo, Suñe, el “Turco” García, Vilanoba, Caputo, Potente, Vidal, el Bambino Veira, Mohamed y tantísimos más que llenarían páginas enteras. Si hasta Maradona es del sur.
obra de Ricardo Martínez Gálvez
obra de Ricardo Martínez Gálvez
En clubes, ¿Qué decir? Boca Juniors, San Lorenzo, Huracán y Vélez Sarsfield. En estos cuatro tenemos a uno de los más grandes del mundo y a tres que están indiscutiblemente entre los grandes, mientras que el “norte” tiene sólo a River Plate. Nueva Chicago, Italiano, Español, los antes nombrados son también “históricos” del fútbol casero.
Pero el sur es único. Si bien Boca Juniors es un club mundialmente famoso, el barrio al cuál representa es un ejemplo de las postergaciones y de las desigualdades. Aunque es una entidad modelo, lejos están sus vecinos de ostentar idéntico título.
San Lorenzo, otro grande, tiene su bello estadio frente a una villa de emergencia que debe avergonzarnos. Quienes allí viven sufren las postergaciones que parecen increíbles para toda sociedad que se precia de moderna. Para ellos la esperanza es una palabra muchas veces prohibitiva o lejana.
Huracán ha quedado relegado a un sector del barrio que ha perdido mucho a fuerza de galpones vacíos y su gente lo siente. Sus vecinos ven en ese estadio que otrora fuese un orgullo arquitectónico, la decadencia impuesta a manos de políticas económicas nada felices para un barrio de trabajadores.
Vélez Sarsfield es un ejemplo en todo sentido. Ejemplo de resistencia a las corrientes nefastas en boga en el fútbol. Sus dirigentes tratan de sostener una filosofía y por eso el club se muestra hacia fuera cómo un claro exponente de la típica clase media argentina. Claro, dirán que el barrio ayuda. Puede ser, pero no por nada el día del dirigente se celebra conmemorando la muerte de don José Amalfitani, el 14 de Mayo.
Existe y cómo negarlo una diferencia notable entre el “sur y el norte” de la ciudad en muchos aspectos.
No en todos; la violencia es un ejemplo claro de paridad. A la hora de los despropósitos, de la barbarie, son iguales.
Es cierto que los espacios verdes del sur que abundan en su geografía terminan conspirando contra la “libertad de elegir” de los vecinos, pero ese es el partido que deben jugar; saber que quieren y cómo; para ellos y para los que los sigan.
Hoy los vecinos se movilizan más y son más escuchados. Aún falta mucho por jugar, es un torneo largo cómo los de antes, y hay que tener un plantel completo dispuesto a a salir a la cancha para acabar con los eternos problemas.
La esperanza de los barrios del sur está en sus jugadores; los vecinos y en nadie más. En los buenos vecinos. Los que toquen la pelota en el partido y al final no se la lleven debajo de la camiseta a casa.
Sólo con la unión de todos se podrá lograr el ansiado triunfo y el sur pasará a jugar de igual a igual en primera.Hoy, cambiar el destino de sus barrios es posible. Pero sólo el trabajo en equipo podrá sacarlos adelante y no los individualismos.
Es mi sincero deseo que en poco tiempo más salgan a la cancha y le jueguen de igual a igual a los más poderosos.
Deseo entregarles a modo de despedida una frase de uno de los más grandes de todos los tiempos:

“Ningún jugador es tan bueno como todos juntos»

Alfredo Di Stéfano


(¡Gracias Paul Kissman!)

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