Política

SUBTE FANTASMA: TRES ESTACIONES NUEVAS PERO SIN VÍAS PARA QUE CORRAN LOS TRENES

Transporte. Son las que llevan la línea E de Plaza de Mayo a Retiro. Tras 7 años terminaron la obra, pero por un desacuerdo entre Nación y Ciudad recién se podrá usar en 2017.

 

Estación Retiro. El entrepiso terminado y el andén listo para recibir pasajeros. Solo faltan vías. Foto: Diego Waldmann
Estación Retiro. El entrepiso terminado y el andén listo para recibir pasajeros. Solo faltan vías. Foto: Diego Waldmann

 

Libertador y Ramos Mejía es puro movimiento entre la gente que va y viene de la estación de tren, colectivos que giran en todas las direcciones, taxis, autos, bicicletas. Casi 25 metros para abajo el panorama cambia. Unos metros antes, en realidad, aparece el primero de los dos vestíbulos de la estación Retiro de la Línea E de subte, la escalera amplia que comunica al segundo nivel y más abajo el andén central. Está prácticamente terminada, como Catalinas, Correo Central y los túneles que completan la extensión que se puso en marcha hace ocho años. Faltan algunos detalles: básicamente, las vías para que puedan correr las formaciones, además de escaleras mecánicas, ascensores y el sistema de señalamiento. La mayoría de estos elementos ni siquiera fueron licitados y se discute si debería hacerlo Ciudad o Nación. Con los plazos que lleva el proceso completo se estima que las nuevas estaciones recién podrían empezar a operar a fines de 2016 o en 2017.

Las disputas alrededor del subte se remontan a, por lo menos, mediados de los 80. En 1997, el Gobierno porteño y el Estado nacional firmaron un acuerdo que establecía que la Ciudad se haría cargo de las extensiones de las líneas A, B y D y la construcción de nuevas líneas, y la Nación de la E y la C.

El convenio para extender la traza de la Línea E desde Plaza de Mayo hasta Retiro se firmó el 16 de febrero de 2007, en Casa Rosada. Participaron el entonces presidente Néstor Kirchner y Jorge Telerman, quien era jefe de Gobierno porteño. “La obra costará $ 346 millones que saldrán del presupuesto nacional. El plazo previsto para terminar los trabajos es de 36 meses”, había dicho ese día el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, a Clarín. La obra se puso en marcha bajo la órbita del Ministerio de Planificación y fue ejecutada por Roggio e Hijos S.A. (el grupo que es dueño de Metrovías, la empresa que tiene a cargo la concesión del servicio).

Aunque en aquel momento se hablaba de la obra completa, desde Roggio sostienen que ese contrato solo contemplaba la obra civil, es decir, la construcción de los túneles y las tres estaciones, pero nada decía de la instalación de las vías y otras cuestiones fundamentales para que los trenes puedan correr. También mencionan los conflictos que generó la disputa por el traspaso entre Nación a Ciudad, una medida que se anunció en noviembre de 2011. Cómo se suponía que las nuevas estaciones podrían entrar en funciones a fines de 2010 sin esa parte resuelta es un misterio.

En abril de 2011, la presidenta Cristina Fernández recorrió las obras con el ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, y los entonces precandidatos a jefe de Gobierno porteño: Amado Boudou, Carlos Tomada y Daniel Filmus. Poco antes de las elecciones de ese año se intentó hacer una inauguración precaria de Correo Central, para lo que se colocaron rieles y durmientes de manera provisoria que luego fueron retirados.

Durante el discurso de la apertura del período de sesiones del Congreso Nacional de 2012, cuando todavía no se había resuelto el traspaso, la Presidenta aseguró que era “la obra de subtes más importante de la Ciudad, que la está haciendo el Gobierno nacional, pese a las promesas que se escucharon durante dos campañas”. También contó que se había quejado con Benito Roggio porque el obrador estaba pintado de amarillo. “Parece que fuera una obra del Gobierno de la Ciudad”, apuntó. Desde el Gobierno porteño replicaron que la obra más importante era la extensión de la línea H, para la que se estaban construyendo seis estaciones.

Bajo tierra unos pocos operarios avanzan con la limpieza final de las estaciones. La temperatura es ideal, el aire no está viciado y, sí, hay silencio. Ya ni siquiera tienen prendidas las luces de todos los sectores y hay que buscar “al que sabe” para completar la recorrida. El paso del tiempo empieza a arruinar la pintura de las paredes de las estaciones, que combinan rectángulos en distintos tonos de violeta y el color que identifica a cada estación: azul en Retiro, verde en Catalinas, Naranja en Correo Central. El hormigón de los túneles reluce sin una gota de grasa, el suelo acumula agua en algunos sectores.

Desde Sbase explican que, tras concretar el traspaso a la Ciudad, sumaron los tres kilómetros que faltan de vías a la licitación que hicieron para renovar toda la traza. Pero que no pueden avanzar sobre el resto de los elementos porque la obra no está en la órbita de la Ciudad. “Estamos en conversaciones con el Ministerio de Interior y Transporte para ultimar detalles y concretar el traspaso de esta obra. Estamos preparados para avanzar en cuanto suceda”, aseguran.

 

Fuente: Clarín

 

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