Por medio de una convocatoria, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires se reunió con organismos similares a nivel municipal y provincial vinculados a la Cuenca Matanza- Riachuelo. Durante el encuentro, los funcionarios definieron una agenda común para trabajar sobre las problemáticas del Riachuelo y sus afluentes.
Fernando Fimognare, encargado del área de ambiente de la Defensoría porteña, afirmó que coincidieron en la «grave» situación de la Cuenca, uno de los territorio más contaminados del mundo y donde viven cinco millones de personas.
Al repasar la causa, planteó: «Parece que no hubiéramos movido nada», lo que representa «estar cada vez peor». En este marco, afirmó que «en los últimos años se profundizó un círculo vicioso de desinversión y pocas acciones», salvo por la tarea de organizaciones y Defensorías.
Pensando en el saneamiento, pidió que la Corte Suprema de Justicia de la Nación vuelva a agarrar las riendas. Desde su óptima, debería marcar el incumplimiento del fallo y rediseñar el plan institucional y operativo para su realización.
