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LOS NUEVOS DESAPARECIDOS

La realidad sentencia por sí sola: los chicos de hoy son tan desaparecidos como aquellos que sufrieron las garras de la dictadura, pero a estos últimos se los tiene hoy mucho más presentes desde la investigación y la persecución a sus asesinos que a los que igual destino dan a los menores hoy día. Es por ello que Missing Children es hoy la luz de la esperanza.

LIDIA Grichener es la presidenta de Missing Children, la prestigiosa fundación que se dedica sin lucro alguno a la búsqueda de menores extraviados. La seriedad de los métodos de trabajo y de su gente hacen que tengan convenios de cooperación firmados con cuanta dependencia oficial exista, aunque la metodología oficial en más de una ocasión hace que esos convenios solo le den “chapa”.

Missing Children hace poco más de diez años que funciona en nuestro país y contrariamente a la imagen pública que su reputación le amerita, es una ONG “chica” con apenas 20 miembros voluntarios que atienden las innumerables consultas telefónicas desde sus hogares particulares.

Noticiario Sur: ¿Por qué la gente llama a Missing Children?
Lidia Grichener: A la gente que aporta datos sobre algún chico perdido generalmente le resulta mejor llamar a una organización como la nuestra antes que ir a la Justicia porque no se quieren ver envueltos en tener que ir a declarar o tener que hacer distintas presentaciones. De cualquier manera la gente sabe que lo que nos aporta siempre nosotros lo mantenemos en secreto siempre que ellos no quieran dar sus nombres.
NS: ¿Y los “estados” del “estado”?
LG: De un tiempo a esta parte las instituciones del Estado están tomando conciencia de esta problemática. Hace 5 años atrás de esto no se hablaba y hoy está en todos los medios. Sin embargo advirtió que los sistemas de denuncia deberían estar unificados de alguna manera, a raíz del episodio que protagonizó un chico de 7 años que estaba perdido y que fue encontrado en un hogar en la provincia de Buenos Aires.
NS: ¿Cómo trabaja en la búsqueda Missing Childrens?
LG: Nosotros elaboramos nuestros listados sobre la base de denuncias de chicos con intervención judicial y con la autorización del padre o familiar que hace el reclamo para dar a conocer su rostro -pero nunca por cadenas de mails u otras vías-. Nosotros colocamos los rostros y los pedidos de búsqueda de chicos perdidos en las facturas por los servicios, los impuestos y las tasas de servicios, como así también en los envases de productos lácteos, método que nos brinda excelentes resultados, y por eso, gran parte de los 4.500 casos resueltos se logró por la identificación en estos espacios de difusión. Todo chico que se pierde es una urgencia, pero hay distintos niveles de urgencia, comenta la presidenta de Missing Children. Luego continúa: No es lo mismo que se pierda un chico de 4 años, estando su mamá en el subte, o que roben a un bebé de un sanatorio, a un adolescente de 15 años que discutió con su mamá y se fue. Para esa familia sí será lo mismo, pero tiene que pensar que una criatura no puede mantenerse sola en la calle.
NS: Para esto se necesita un fuerte trabajo de concientización.
LG: Claro, por eso lo primero que hay que hacer es que todos sepan que el chico está perdido. Nosotros no podríamos hacer nuestro trabajo sin el compromiso de la gente.
NS: ¿La difusión tiene un valor especial en la búsqueda?nte. Los que todos los días llaman por teléfono preguntando cómo pueden aportar su granito de arena. Lo pueden hacer entrando a la página, imprimiendo alguna de nuestras fotos y exponiéndola en un lugar donde pase mucha gente. De este modo tenemos dos posibilidades, encontrar al chico y acercar a otras familias la existencia de Missing Children.
LG: Vital. Es esencial la difusión para obtener buenos resultados en las búsquedas. Muchas veces comparamos con la situación de un chico perdido en la playa. Se lo pone en andas, se camina por todos lados y se aplaude. Entonces alguien dice: Ese chico es de tal lugar, cuenta a modo de ejemplo.
NS: ¿Qué lugar ocupa la familia en la búsqueda?
LG: Nosotros planteamos que cuando nos llama una familia y nos dice que tiene a su chico perdido, todo lo que hacemos y les preguntamos no es para meternos en su interior, sino que es para orientarnos y saber qué consejos se les puede dar. No es lo mismo una familia que tiene computadora y su hijo la usa para chatear a una en la que el menor nunca tuvo contacto con Internet. Uno pregunta si conoció a alguien, si ha recibido llamados telefónicos diferentes, todo para orientar a la familia que, en última instancia, es la que hace la verdadera búsqueda.
NS: ¿Qué amenaza implica Internet como base para la trata de personas?
LG: Internet es extraordinaria, pero debemos ser responsables en su uso. Cuando uno pone una foto en Internet no la puede sacar más. No hay que poner información

de amigos sin consultarles ni la de uno mismo si no se está seguro. Del mismo modo, los menores no deben chatear con alguien que no saben quién es. A veces nos llaman madres con historias absurdas, preguntando, por ejemplo, qué hacer con su hija que está recibiendo dinero por desnudarse frente a una cámara en Internet. Hay que usar el sentido común: hablar con la hija, cortar Internet, empezar a pensar qué está haciendo el menor.
NS: ¿Y que hay entonces del control paterno?
LG: El control de los padres es fundamental para que no se produzcan dificultades. Ya no es un consejo de Missing Children, sino que es la familia quien debe actuar, asegura, y  agrega: Nosotros siempre decimos que la computadora no debe estar en un espacio cerrado, sino donde pasen todos. No en todos los lugares se puede hacer esto, pero sí se puede consultar con el proveedor de Internet por filtros o medidas preventivas para cuidar a los chicos que no pueden discernir.
NS: ¿Qué pasa con las cadenas de mails con la busqueda de niños y niñas?
LG: Suelen ser falsos o erróneos en muchos casos, e inducen a la confusión que perturba la búsqueda de desapariciones auténticas. Tenemos el caso de una adolescente que figura en una cadena por la broma que le hizo una compañera de escuela, sin que estuviese desaparecida ni nada; y en otro aparece un muchacho que estuvo unas pocas semanas fuera de su casa hace más de dos años.
NS: ¿Y qué se puede hacer en esos casos?
LG: Chequear antes de reenviar el mail ya que todos tienen números de teléfono al pie y cómo los que lo reenvían solo quieren colaborar; pueden hacerlo. Además no hay ningún control judicial ni de algún organismo oficial sobre esas cadenas, que por otra parte sólo contribuyen a generar temor en la sociedad.
NS: ¿Es importante el rol de la gente en cada caso?
LG: Muchas veces nos sorprende lo que es el compromiso de la gente. Un caso puntual que tomamos como ejemplo es el de un bebito que robaron de la estación de plaza Miserere a una familia que vivía en la estación. Uno dice: ¿Cómo hacemos para encontrar a ese nene? Para encontrarlo en muchos casos como este, no se tienen fotos de la criatura. Lo que se hace es difundir la historia y pedirle a la gente que mire su contexto. Si en un barrio hay una mujer que nunca estuvo embarazada, y de repente aparece con un bebé que no es recién nacido. Si es una familia que estaba en trámites para adoptar, perfecto, pero de lo contrario llama la atención y puede ser un nene robado. En esa oportunidad, de tanto contar la historia, llegó a nuestra página un mail en el que decían que en un barrio había una mujer que tenía un bebé, siendo que nunca había estado embarazada y que jamás había comentado que quería tener un bebé. Luego de análisis resultó ser él.
NS: Entonces es vital la buena suerte, LG: La realidad es que los chicos se encuentran por casualidad, porque alguien escucha la noticia, o ve la foto y entonces llama por teléfono y nos cuenta que al chico que salió por televisión lo vio en tal lugar. Parecerá extraño, pero el boca a boca y el apoyo de la gente en la calle es nuestro sistema habitual para tener éxito. Un asistente social o un médico que lo haya atendido son nuestras ayudas, pero siempre a través de la difusión. Hasta que no exista la investigación que debería haber no tenemos otro modo de trabajar.
NS: ¿Reciben ayuda oficial?
LG: Poca. Siempre hay faltas en la investigación. El trabajo en red es fundamental, Policía, Justicia, escuelas, -lo que tenga que ver con los menores-, todo será más fácil. Porque cuando se pierde un menor, si se puede dar alerta a todos será más sencillo encontrarlo. Desde la organización firmamos convenios con muchos organismos todo el tiempo, pero siempre para acordar la difusión. Lo más importante es trabajar en red, porque el problema de un chico perdido nos convoca a todos. Cuando una familia se acerca a Missing Children, está muy sola y no sabe qué hacer, y nosotros sentimos esa soledad. Con una palabra de aliento, acompañándolos en la búsqueda, no necesariamente les prometemos que encontraremos a sus hijos, pero sí estamos a su lado todo el tiempo.
NS: El tiempo es otro de los factores claves entonces.
LG: Por supuesto. Es imperioso terminar para siempre con esa mala práctica de unas cuantas comisarías que no quieren iniciar la investigación por la falta de un menor hasta que hayan pasado 24 o 48 horas y en estos casos no se puede perder tiempo y se debe actuar de inmediato.  Es preferible que se desactive la búsqueda si el menor vuelve solo, y no que ese chico se pierda para siempre porque no lo buscaron con rapidez.
NS: ¿Cuál es la franja de edad con mayores búsquedas?
LG: Varía, pero la edad de los chicos perdidos cada vez es más baja. Cuando se trata de los jóvenes que se van de la casa, en 2007 se hablaba de una edad promedio de 14 años, hoy tenemos chicos de 11 – y concluye- Un menor de esa edad que tome la decisión de abandonar su hogar es alarmante. Nos preocupan estas edades porque no están del todo formados -continúa la responsable de la ONG-. Hasta que no aparecen es problemático, porque por más que sea una travesura, hasta que no vuelve no se los puede dejar de buscar.
En caso de tener información de alguno de los menores estraviados o de querer colaborar con la organización,
se puede llamar al (011) 4797-9006
o escribir un correo electrónico a info@missingchildren.org.ar
NS: ¿Y las redes de trata de menores en la argentina?
LG: Muchas chicas son enviadas a la frontera del norte. No obstante, la información que se tiene presenta a Buenos Aires como el origen de la mayoría de
los chicos, porque es donde más se
conoce a Missing Children. A medida en que nos conocemos en otros lugares vamos recibiendo más denuncias. En todas las ciudades grandes hay muchos casos, pero en Bahía Blanca, por ejemplo, tuvimos la experiencia de que cuando se instaló la organización
hablamos con jueces de menores y nos dijeron que no había muchos chicos
perdidos. En un año recibimos casi 100 denuncias allí. Pero de todas formas las redes se van moviendo, cuando son
conocidas en un lugar ya no tiene
sentido que estén allí y se mueven.
NS: Un consejo para quienes buscan a sus hijos
LG: Una vez que se encuentra al chico que se fue de su casa, la familia debe ser fuerte para que él no tenga la necesidad de irse nuevamente.

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