La Ciudad POL

Se sancionó la reforma del Código Contravencional porteño

El gobierno porteño logró una victoria en una de las reformas que le trajeron más de un dolor de cabeza sin haberlo prevenido, habiendo tenido que negociar más de la cuenta. Es que, con 40 votos a favor y 20 en contra, se aprobó la reforma al Código Contravencional porteño que, entre otros artículos, impide la actividad de los trapitos y limpiavidrios, crea una nueva figura de hostigamiento digital que pena la viralización de imágenes sin consentimiento en redes sociales, y da penas más severas contra el acoso callejero.

En lo que fue la última sesión del año, el proyecto se votó en su conjunto y fue apoyada por los 34 legisladores de Vamos Juntos, 5 de Evolución y el escaño del GEN. Además, cuando se trató el artículo específico de los trapitos, se sumaron el Socialismo de Roy Cortina, quien hace tres años redactó un proyecto similar. Por el contrario, los representantes de Unidad Ciudadana y el Frente de Izquierda votaron en disidencia.

Uno de los grandes cambios que tuvo un consenso tiene que ver con la implementación de una pena sobre el acoso sexual, con una sanción de 2 a 10 días de trabajo de utilidad pública, una multa económica o hasta 5 días de arresto, con agravantes si la víctima es menor de edad, mayor de 70 años o si el acoso se diera por parte de dos o más personas.

A su vez, el artículo de los trapitos, que levantó críticas internas y apoyos externos, establece la pena para aquel que «sin autorización legal ofrezca o preste el servicio de cuidado de coches o limpieza de vidrios» con 1 o 2 días de trabajo de utilidad público y una multa económica; mientras que, queriendo acentuar la importancia de terminar el negocio de las mafias y los barrabravas,  si existe una organización previa la sanción está estipulada con 5 a 15 días de arresto, como así el cuádruple para los jefes. También se establece la pena según el contexto, es decir, si el cuidado se da en las inmediaciones de estadios ya sea por eventos deportivos o espectáculos (en un radio de hasta 30 cuadras tres horas antes y dos horas después del evento) se aplicarán las penas agravadas por organización previa.

En julio pasado, mientras se discutía el Código, músicos se manifestaron tanto en redes sociales como públicamente ya que consideraban que el artículo de ruidos molestos los perjudicaba, ya que estipulaba que «aquellos ruidos que afectaran el descanso o la tranquilidad pública serían penados con entre 1 y 5 días de trabajo de utilidad pública y multas económicas». Sin embargo, finalmente, el oficialismo decidió excluir a los artistas del tratamiento: «La idea no fue perjudicarlos ni alterar derechos, solo que no lo contemplábamos, nosotros apoyamos el arte cultural y callejero», explicó el legislador por Vamos Juntos y presidente de la Comisión de Justicia Daniel Presti.

«Están tratando de disciplinar el espacio público, con una perspetiva punitivista», criticó la diputada porteña Andrea Conde, de Unidad Ciudadana, y asumió que «hay cosas que están bien», pero el problema radica en el «espíritu del código» que, según ella, le dará mano suelta a la policía para ordenar el espacio público.

Por lo pronto, el código que durante más de 10 años el oficialismo intentó sancionar y se frustró 5 veces en el palacio de la Legislatura, finalmente logró su aprobación.

 

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