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SE TIRONEAN EL SUBTE ANTES DE QUE EXPLOTE

La crisis entre el gobierno nacional y el de la Ciudad por el subterráneo se veía venir. Macri había resuelto devolverlo al gobierno nacional antes de la masacre de Once, debido al estado calamitoso de la red. El Sarmiento aceleró una decisión que ya estaba tomada.

Impasse

Durante años, la disputa consistió en que el gobierno nacional le negaba el traspaso del subte a la Ciudad, que lo reclamaba como propio. Ahora ocurre exactamente lo contrario. Antes lo querían los dos, ahora no lo quiere ninguno.

¿Qué ocurrió para que las cosas cambien tan radicalmente? Simple: el agotamiento de la política oficial de subsidios, después de un largo período de desinversión para mantenimiento. Que en el subterráneo puede ocurrir un accidente como el de Once, lo dicen los trabajadores desde hace mucho. Ni CFK ni Macri se quieren hacer cargo de la factura; los K extorsionan al intendente local al negarle los avales para contraer deuda en el exterior.

Un compromiso precario, en enero pasado, establecía que durante 2012 el gobierno nacional pagaría el 50% de los subsidios correspondientes a un año (unos 375 millones de pesos), mientras del otro 50% se haría cargo la Ciudad. El acuerdo de enero empezó con una suba del pasaje que serviría para cubrir la parte de los subsidios de la Ciudad: es decir que los kirchneristas, con el traspaso, habilitaron el tarifazo. Ahora bien: una vez aplicado el aumento de tarifas se comenzó a hablar de otro más, que es inviable si este encarecimiento no se generaliza a todo el transporte -ya que, de lo contrario, habría un desplazamiento masivo de usuarios del subte a otros servicios, como ya viene ocurriendo de enero a esta parte.

Metrovías, sin embargo, empezó a presionar por un nuevo aumento de tarifas. Demoró el pago de sueldos en febrero y es posible que en marzo los pague desdoblados. Quizá fuera esto lo que empujó a Macri a devolver el subte. De todas maneras, el valor de la tarifa es sólo parte del problema: la extensión de la red plantea un endeudamiento en gran escala.

Qué salida

Los choques entre ambos gobiernos son la manifestación de que ninguno de los dos puede dejar de pagar los costos de una crisis. La política de ambos apunta a un tarifazo.

El deterioro de la fuente de trabajo pone en peligro la seguridad de los trabajadores y los usuarios. Mientras detrás del paro de la burocracia de la UTA se vió la mano de Macri, la AGTSyP perdió toda iniciativa al estar empeñada en jugar de segundo violín del kirchnerismo. Así, la UTA pudo parar el subterráneo y ganó un poroto en la lucha contra el sindicato de bases.

Ni los ‘nacionales y populares’ ni los derechistas han puesto el ojo sobre el concesionario Metrovías, el cual ha obtenido grandes beneficios valiéndose de los subsidios. Metrovías es un Cirigliano más: integra la Ugofe que maneja el ferrocarril Roca y el San Martín, además de tener la concesión del ferrocarril Urquiza.

Está planteada la rescisión del contrato de Metrovías sin ningún resarcimiento y la apertura de las cuentas para evaluar los costos reales del servicio, anulando el tarifazo decretado por Macri en enero. Una auditoría realizada por los propios trabajadores debe determinar el estado real del subte y de sus condiciones de seguridad, estableciendo transitoriamente la no circulación de todos aquellos trenes que presenten dificultades que pongan en riesgo la seguridad de trabajadores y usuarios. La estatización bajo control obrero de la red de subterráneos debe formar parte de una nacionalización general del transporte. El financiamiento para un plan de inversiones debe venir de una reorganización general, que afecte mediante un impuesto extraordinario a los monopolios del transporte, los bancos y las grandes empresas, y establezca impuestos a la renta agraria, minera y petrolera.

Gabriel Solano

PRENSA OBRERA

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