Opinion

Macri y Oyarbide

Mario Mazzitelli
El perdón de Mauricio Macri a Norberto Oyarbide, aceptándole la renuncia en el marco de un pacto de impunidad, resulta lamentable. El juez que fuera, por largos años, usufructuario y cómplice de la corrupción debía ser llevado a Juicio Político.
En homenaje a la Verdad, porque es mucho lo que sabe, debía ir a Juicio Político. En honor a la Transparencia, porque el pueblo debe saber de qué se trata, debía ir a Juicio Político. Por compromiso electoral, debía ir a Juicio Político. Para dar indicios  de que el presidente tiene voluntad de terminar con la impunidad, debía ir a Juicio Político. Para  que confiemos en la Justicia… en fin.
Este poder político, emergente del ballotage del 22 de noviembre de 2015, carece de las condiciones éticas mínimas para que pongamos en sus manos la reconstitución moral de la sociedad. Gran equívoco de quienes confiaron en él para esta tarea. Podrá, si se quiere, resolver algunos problemas de naturaleza técnica. Eso lo veremos. Lo que queda claro es que la descomposición ética en la que ingreso Argentina hace muchos años, requería de mujeres y hombres en capacidad de mostrar una trayectoria sin manchas. Y no a quienes pertenecieron a la Patria contratista, al sobreprecio, al vuelco de las deudas propias sobre los hombros del Estado, al contrabando, al mundo de las sociedades offshore, a los negocios privados con bienes públicos, etc.
Hoy, frente al hecho consumado, podemos concluir que: por la necesidad que tiene este poder político de una justicia complaciente, no resulta una sorpresa la eximición de culpa y cargo a este exégeta de la corrupción.
Mario Mazzitelli
Secretario Gral Nac. del Partido Socialista Auténtico

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