Política

RAÚL ALFONSÍN: VIDA Y OBRA

unas líneas para reseñar la vida de un gran hombre

LA VIDA DE RAÚL ALFONSÍN

Raúl Alfonsín era el mayor de los 6 hijos de Raúl Serafín Alfonsín y Ana María Foulkes.
Su padre era un reconocido comerciante minorista radicado en Chascomús, una pequeña ciudad de entorno agrícola-ganadero a 120 kilómetros de Buenos Aires.

Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la democracia, bajo la presidencia del general Bignone, Alfonsín se convirtió, primero en presidente Universal de la Unión Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y Cambio en las elecciones nternas partidarias.

CANDIDATO A PRESIDENTE

Poco después fue nominado candidato a presidente de la Nación, cuando el otro precandidato radical, Fernando de la Rúa, declinó su candidatura ante el amplio apoyo que estaba recibiendo Alfonsín en todo el país. Como candidato a vicepresidente fue nominado Víctor H. Martínez.
Los dos principales candidatos presidenciales eran el peronista Ítalo Lúder por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) y el radical Raúl Alfonsín, por la Unión Cívica Radical (UCR). Existía entonces un generalizado sentimiento de que el peronismo sería un claro ganador, incluso entre los propios dirigentes radicales.

LA VUELTA DE LA DEMOCRACIA

El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.

El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF.AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa. La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por si sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían.

El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas.

Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos.

En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida. (Referencia bibliográfica: Luis Alberto Romero, Breve Historia Contemporánea de la Argentina, Ed: Fondo de Cultura Económica)

LOS LEVANTAMIENTOS MILITARES Y LA LEY DE PUNTO FINAL

El abierto enfrentamiento con las Fuerzas Armadas le costaría al por entonces Presidente levantamientos y reclamos desde ese sector.
El poder uniformado todavía contaba con los resortes suficientes como para ser considerado una amenaza para la democracia. Alfonsín debió resistir los embates y negociar.

Ese fue uno de los máximos desafíos que debió enfrentar el histórico dirigente como Primer Mandatario: la Ley de Punto Final, como consecuencia del levantamiento militar de la Semana Santa de 1987, fue el mayor “reproche” que los sectores progresistas le endilgaron a su gobierno.

El enrarecido “clima” que vivía el país esos años dio la excusa perfecta a los extemporáneos terroristas del ERP de Enrique Gorriarán Merlo que ensangrentaron al país el 23 de enero de 1989, cuando coparon el Regimiento 3 de Infantería de La Tablada.

LA ESPIRAL HIPERINFLACIONARIA Y UNA SALIDA ANTICIPADA

A la violencia se le sumaron los datos económicos. El equipo que Alfonsín había designado no encontraba salida a la crisis que proyectaba al país hacia el derrumbe total. Desde el comienzo de su gestión, el Ministerio de Economía vio cambiar de jefe cuatro veces: Bernardo Grinspun, Juan Vital Sourrouille, Juan Carlos Pugliese y Jesús Rodríguez no encontraron nunca una solución a la inevitable catástrofe económico-financiera que terminaría sepultando al gobierno alfonsinista.
Jaqueado, sin respaldo y con los resultados electorales en la mano, la crisis económica terminó por derrumbar su administración: el 9 de julio de 1989 entregó el bastón y banda presidencial a Carlos Saúl Menem (Partido Justicialista), quien sería Presidente por más de 10 años. Una hiperinflación galopante e imágenes de saqueos en toda la Argentina precipitaron su final.

EL PACTO DE OLIVOS CON MENEM

Los años siguientes lo tuvieron como protagonista de pocas noticias hasta que un polémico acuerdo con Menem por la reforma constitucional provocó que las críticas se multiplicaran sobre su figura. El “Pacto de Olivos” fue criticado por todos los sectores políticos de la Argentina: desde el peronismo hasta el radicalismo vieron como un “acuerdo de pocos” ese entramado que permitió la reelección presidencial del caudillo riojano.
Los “correligionarios” castigaron ese pacto en la quinta presidencial y castigaron a la UCR en las elecciones para nombrar a los convencionales de 1994. El centenario partido acusó el golpe, el más fuerte hasta entonces y del que quizás aún hoy no logró reponerse.

Sin embargo, la capacidad de Alfonsín por conducir y “reinventar” a la UCR logró colocar a sus dirigentes al frente de una nueva “esperanza” democrática. Fue así que nació la “Alianza” entre el Frepaso y el radicalismo.

Ese frente opositor al Partido Justicialista ganaría las elecciones legislativas de 1997, en el histórico triunfo de Graciela Fernández Meijide sobre Hilda “Chiche” Duhalde en territorio bonaerense. Sería el preanuncio de los comicios presidenciales de 1999 que llevarían a Fernando De la Rúa al sillón de Rivadavia, por sobre Eduardo Duhalde.

En octubre de 2001, Alfonsín volvería a presentarse a elecciones, pero esta vez como candidato a senador nacional por la Provincia de Buenos Aires.

Allí compitió con Duhalde, quien en enero del años siguiente llegaría a la Presidencia tras la caída de De la Rúa.

HOMENAJES EN VIDA

Poco común en años de tanta crispación política, los homenajes para Alfonsín fueron en vida: el más importante fue el año pasado, cuando el 1º de octubre en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada se descubrió una imagen con su rostro. Producto de su enfermedad, ese día estaba visiblemente debilitado y debió leer su mensaje a pesar de ser uno de los grandes oradores de la política de los últimos años.
Poco después, la Juventud Radical también le rindió homenaje en el Luna Park.

Su decaida salud no le permitió salir de su departamento de la Avenida Santa Fe al 1600.

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