OpinionPolítica

El ladrón que nadie conoce

Jose_Lopez_IV

Ni el guión más berreta de una película Clase B podría haber superado la trama de esta última semana. Cada detalle parece sacado de una sucesión de bochornos que vale la pena seguir en detalle como esos capítulos de una telenovela centroamericana. 

Primero el hallazgo. Quién podría imaginar que el súper-funcionario que manejara una de las cajas más grande de los últimos tiempos podría aparecer en un convento de General Rodríguez  revoleando bolsos con millones de dólares. Y la cosa no queda ahí, porque además de billetes de diferentes tipos de monedas que, luego se conocería el monto definitivo, se sumaba un arma de guerra que parecía brindarle la seguridad necesaria para alguien que transportaba aproximadamente 9 millones de dólares. Relojes y joyas completaban un botín que el individuo pretendía pasar del otro lado de este monasterio que no por primera vez visitaba. Un vecino fue el que alertó a la policía de semejante accionar durante las primeras horas del día martes. De madrugada y con poca visibilidad las fuerzas policiales atraparon, al ex mano derecha de Julio De Vido, el mandamás de la obra pública en la década kirchnerista.

Como si semejante proeza no fuera suficiente las monjas de «Nuestra Señora de Fátima», el monasterio que pronto tomaría estado de bunker de ex funcionarios, relataron que el hombre llegó de madrugada advirtiendo que había «robado» esa plata para donarla al convento. Un Robin Hood de nuestras pampas que luchaba contra las presiones de los retornos de la obra pública para redimirse con la santa iglesia.

Era hora de empezar a hilvanar la tarea que cumpliera el ingeniero en época de funcionario, repartiendo las bondades del negocio a cuanto nuevo empresario bendijera el ex presidente Néstor Kirchner y, a su deceso, con el seguimiento de Julio De Vido. Era el hombre de contacto de Los Báez, el beneficiario del crecimiento patrimonial de Cristóbal López, el salvavidas de plomo para el desarrollo de Sueños Compartidos y tantos otros proyectos que hacían del retorno el modus operandi  de la gestión K.

Nadie apareció en su defensa. El hombre que proporcionaba la lista de la felicidad a los empresarios deseosos de la obra pública había caído en desgracia. Ya no sólo que era fuertemente custodiado por la justicia en su afán de conseguir que suelte prenda por los 9 millones de dólares, sino que se transformaba en un delincuente que falseaba una supuesta demencia y hasta la necesidad de obtener estupefacientes a los gritos por los pasillos de Comodoro Py.

Querían Ficción? ahí tienen ficción!

Si faltara algo de condimento, se suma una abogada que parece tener más intención de bailar con Tinelli, que de operar para su salida. No pega una Josecito… si hasta el diario que sirviera de guión para el relato de tantos años se olvida de su nombre de pila y titula en tapa algo de un tal Jorge. Eso sí, no se olvida de él un buen número de militantes del proyecto que comienzan una campaña de señalamiento de su pronta aparición en escena con las valijas y los billetes. Le dicen de todo menos lindo y se sumergen en una suerte de llanto, por la desgracia de su hijo putativo. Seguro nadie sabía lo que estaba pasando, todos creían que las mansiones fastuosas que compraban eran con dineros bien ganados, que oh casualidad nunca aparecían en sus declaraciones. Pobres, ellos tan ingenuos se compraron el relato y de tanto repetirlo hasta se lo creyeron. Ahora resulta que el pobre cajerito de la obra pública es el único culpable. No se acuerdan de Jaime, de Schiavi, de Boudou, de Aníbal y de tantos otros que forman la constelación de causas que se investigan desde hace años en Tribunales.

Claro, es más sencillo hacerlo así. Sacarse el lastre de tener que recordar tantas víctimas por la corrupción. Recordar… rutas de la muerte, Tragedia de Once, hospitales, desnutrición, agua potable, cloacas… recordar. A nadie le gusta recordar. Y mucho menos a ella. A la ex presidenta procesada. Ella puso la frutilla que le faltaba a este postre con una carta por las redes que parece a pedir de boca. Como niños en una pelea sale casi sin pensarlo el «Yo no fui» yo no le di el dinero, averigüen de que sucio lugar salio, así como si no recordara los más de 25 años que Lopecito acompaña este modelo, Cristina hace un paso de comedia y nos expone a desempolvar viejas fotos que demuestran, con más o menos pelo, que José les fue fiel en la tarea de recaudar. Que hizo lo que le pedían. Que algunos, de su círculo íntimo, se atreven a decir que fue servil a los caprichos de Néstor. A la voracidad por el dinero, al reparto de la obra pública como matriz de acumulación para perpetuarse en el poder.

Pero ahora nadie sabe quién es. Ahora sólo nos quedará esperar que tras las rejas recupere su memoria y relate, ya sin culpa, la verdad de esta historia. La posta!

   

 

Publicaciones relacionadas

Un comentario

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba