Opinion

INSENSATEZ

El estallido de los vecinos de las torres por el asesinato de Julio Benítez es nuestra pintura de aldea, -¿recuerda aquello de pinta tu aldea y pintarás el mundo?-. Vaya esto, por los rebotes cercanos y dañinos en los días posteriores al crimen,  recibidos por quienes cubrimos para Noticiario Sur web la noticia, con absoluto conocimiento de causa, sin prejuicios y sin sensacionalismo.

Solo dejaré por escrito que conocía –y no de vista- a Julio y a quienes están sindicados de darle muerte, y no explicaré aquí: como, porque y en que circunstancias. Los conocía hace rato y eso basta a los efectos del sentido de esta nota.
Por ese conocimiento, admito lo muy penosa de la noticia. Penoso fue también padecer un disparador como este para activar “la sanación” de las torres. Los vecinos, han decidido hoy poner fin a situaciones que hagan de la rutina diaria un trastorno permanente desde un acuerdo común entre partes. Se han comprometido a “sanear” el espacio propio de malandras y malandrinajes. Que así sea…

HABLEMOS DE SALDOS, SI SABE…

El licuado que hizo Cadena Nueve de nuestra nota.
El licuado que hizo Cadena Nueve de nuestra nota.

Será entonces positivo, si, -y solo si-, se da un mundo nuevo para los vecinos que hartos ya de estar hartos, se comprometen a velar por uno mejor. Un mundo, donde los buenos establezcan las reglas y donde los malos tengan que enfundar vicios y solo desenfundar virtudes.
Pero hay para nosotros un saldo negativo menor (el mayor fue la muerte de Julio que nos toca de cerca).

Por estos días fuímos lectores de un desfile de comentarios crueles en la WEB de Noticiario Sur, donde los allegados a la víctima debieron -como siempre- defender al que ya no puede de unos pocos defensores de los victimarios, que los justificaron a más no poder con las imbecilidades más profundas. Amparados en el anónimo, -mientras sus oponentes no-, esgrimieron pobrísimas defensas que poco ayudarán a los acusados. En un lenguaje ofensivo y descalificando todo aquello que se cruce en su camino, denostaron la memoria de Julio, la entidad de sus familiares, amigos y vecinos, hasta intentar transformarlo en el culpable absoluto de su destino. Soeces y arteros intentaron lo que sea para justificar el modo de vida que ellos consideran óptimo: el mal.

EL CLUB DE LOS PREJUICIOSOS

En el torbellino de la alta estupidez conceptual, los socios insignes del Club de los Prejuicios revolearon su mierda con cuanto ventilador pudieron. Son los que poco saben pero mucho lo que gritan. Los que hinchan el pecho mientras esbozan el típico: “ustedes no saben nada”.  Error gentes; nosotros sabemos porque nos informamos y bien. La gente nos da la información; ¿y saben cuándo un periodista está más cerca de la verdad? Cuando quienes se acercan y se prestan a ser interrogados dan la cara; con nombre, apellido y DNI. Los que no se esconden no suelen mentir. Cuando es fácil sufrir represalias por poner la jeta buscando esa justicia que a veces no llega. Pero sobre todo escribimos sin el puñal envenenado del prejuicio.

Un remisero del barrio, -sin saber que era yo el director del diario-, me soltó muy seguro: “los de Sur son unos pelotudos. Inventaron una historia de mierda…” Sin inmutarme me identifiqué. Se quedó blanco como si le hubiesen insertado un supositorio de hielo. Traté de aclarar su confusión y le expliqué lo que la nota bien aclaraba; que la Cadena 9 de noticias inventó una historia de guerra de pandillas digna de Scorsese (http://www.cadenanueve.com/2012/02/15/la-policia-comunal-detuvo-a-tres-hermanos-acusados-de-homicidio/). Para eso usaron extractos enteros de una nota de mi autoría. Además nos afanaron las fotos. Jamás nos citaron como fuentes. Y esto último tiene una explicación: armaron una fábula (mejor que ni nos nombren, obvio.)  Solo nos quedó conminar a la Cadena 9 a abstenerse de usar textos e imagenes. Pero el daño estaba hecho. Y el chofer no leyó bien la nota o le contaron mal… Eso si; se compró y se devoró toda la carne podrida. Después de eso solo le quedaba putearnos. Siempre es igual: los demás son vivos y el resto somos unos pelotudos. El hombre estaba equivocado y mucho. No me pidió disculpas por el insulto. Tampoco las esperaba. Al fin solo queda la verdad y eso está de nuestro lado a la hora de publicar.

Es sabido que el prejuicio tiene daños colaterales. Y no son pocos… Dañan los opinólogos que mutilan el trabajo serio que algunos medios practicamos. Dañan los eternos dueños de la verdad que a la hora de denunciar o de aclarar con nombre y apellido y con pruebas, se cagan encima. Dañan los que se las saben todas pero no nos enseñan nada. Dañan  los que siempre hablan de más. Dañan los que no tienen respeto por el trabajo del otro, pero nunca se ponen a laburar. Dañan los que creen que la moral ajena es un invento propio. Dañan.

¿Y nosotros? Lo de siempre; seguir publicando verdades comprobables.

Víctor José Del Vento

Ve, mi corazón,
entra en razón
ve y enfrenta las verdades
pues quien siembra vientos
sabes muy bien
que recoge tempestades

Tom Jobim

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