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La policía detuvo a trabajadores durante una asamblea gremial en la que se rechazaban despidos

Según un informe reciente enviado por la Jefatura de Gabinete de Ministros al Senado, cada tres días una empresa solicita el Procedimiento preventivo de Crisis ante la Secretaría de Trabajo. En este marco, el Laboratorio Craveri ingresó en un conflicto profundo que derivó ayer en la detención de 5 empleados en una de las plantas en la que se realizaba una asamblea luego del despido de 47 trabajadores.

La situación ocurrió ayer por la mañana en la planta ubicada en Caballito, cuando los delegados con representación gremial ingresaron al edificio con el objetivo de realizar una asamblea informativa. Ante la negativa del personal de seguridad y el consiguiente ingreso de los empleados, autoridades de la empresa los denunciaron ante la Policía de la Ciudad por delitos de «usurpación, sabotaje y lesiones graves». Minutos más tarde, efectivos de la fuerza porteña se llevaron detenidos a Horacio Wasserman, Darío Fonticelli, Walter Benítez, Facundo Gutiérrez y Martín Mendoza en la Comisaría 6°, ubicada en Acoyte y Díaz Vélez.

«Lo grave es que nos llevan detenidos solamente con la denuncia y sin pruebas: en la fiscalía, cuando vieron los videos quedó todo descartado y la caratula se rebajó simplemente a lesiones leves», disparó Wasserman en diálogo con la radio Frecuencia Zero.

Hoy realizaron una nueva huelga en las inmediaciones de la planta rechazando los despidos de los trabajadores y denunciando que la medida esconde detrás un «plan de precarización»: «Lo que vemos es que hay una avanzada de nuestras condiciones laborales, el laboratorio no puede trabajar hoy con menos empleados; lo que quieren es utilizar a compañeros por plazos fijos, a extranjeros con condiciones por debajo de lo que rige el convenio colectivo de trabajo, sin ir más lejos, buscaron autorizar al personal de gente de limpieza con convenio de Maestranza y sueldos muy por debajo de lo que deberían para realizar tareas productivas», concluyó.

La situación del laboratorio viene siendo alarmante desde el año pasado: con la llegada de la crisis, el directorio decidió proponer retiros voluntarios que fueron rechazados por el personal, y a partir de allí, comenzaron a cobrar su sueldo en cuotas. Además, la empresa vendió su producto Tatralgin al grupo Roemmers que no impidió continuar con su situación crítica.

Por lo pronto, sus trabajadores esperan frente a las oficinas comerciales ubicadas en Miranda 5237 con un cese completo de las actividades y el objetivo final de lograr la reincorporación de los despedidos.

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