Sociedad

LAS HUELLAS DE MACRI

El aumento de la recaudación no tuvo un correlato en la inversión pública y casi toda la deuda de la Ciudad es en dólares. Cada vez se destina menos a las áreas sociales. Así surge de un informe.

Mauricio Macri iniciará su último año como jefe de Gobierno al mismo tiempo que buscará competir por la presidencia. Tras su paso por el gobierno porteño, el mandatario dejará marcas visibles. La Fábrica porteña, el think tank de sus adversarios kirchneristas, y el equipo del kirchnerismo en la Auditoría General de la Ciudad elaboraron un balance de sus años en la Ciudad al que titularon Derribando mitos del PRO. Allí dejó asentadas en números algunas de las huellas que dejará Macri. La recaudación del ABL aumentó un 756 por ciento en promedio, pero, pese al aumento masivo de impuestos, la inversión en obra pública no se destacó sobre los años previos y viene en baja para el año próximo. A su vez, el peso de la deuda en dólares casi alcanza al ciento por ciento de la deuda porteña, las áreas sociales siguen en caída sobre el total del presupuesto y los recursos para las empresas recolectoras de basura tapan las campañas de una Ciudad Verde. Además, advierten que, contra lo que suelen afirmar, el peso de la burocracia pública aumentó en el gobierno de Macri.

Desde Mitologías, de Roland Barthes, se sabe que “el mito está a la derecha”. Quizás inspirados por esa frase, los integrantes del espacio La Fábrica porteña y el equipo de la titular de la Auditoría porteña, Cecilia Segura, evaluaron los números de la Ciudad y elaboraron un trabajo donde revisan punto por punto las principales cifras de la gestión PRO.

El mito de achicar el Estado

“Macri agrandó el Estado”, señala sorpresivamente el informe de La Fábrica porteña y los auditores porteños. ¿Dónde hubo un crecimiento del Estado? “En funciones de administración, no en funciones sociales”, destaca el balance. En 2007, los fondos destinados a la administración gubernamental representaban menos de 13 pesos por cada cien que gasta el Estado porteño. Para 2015 representan 15,33 pesos.

Cayó la participación en el total del presupuesto del gasto en salud, educación y cultura. Para observar esto, es útil conocer que el gasto total del gobierno porteño aumentó en promedio entre 2007 y 2015 (presupuestado) fue de 758 por ciento. Están por debajo de ese promedio salud (629 por ciento), educación y cultura (585 por ciento), ecología (602 por ciento) y vivienda (609 por ciento). En cambio, superan ese promedio transporte (1721 por ciento), turismo (2946 por ciento) y los servicios de la deuda (2075 por ciento).

El gasto en educación representaba el 27,84 por ciento del total en el presupuesto 2007, previo a la llegada de Macri: en 2015, será el 20,5 por ciento. Salud recibía el 23 por ciento y en 2015 tendrá el 19,49 por ciento. Cultura representaba antes de Macri el 4 por ciento de todos los gastos y en 2015 se le destinará el 3 por ciento. Vivienda, antes de Macri, recibía el 2,9 por ciento. En 2015 recibe el 2,4 por ciento.

Los servicios sociales representaban el 66 por ciento del total en 2007. En 2015 se les destina el 59 por ciento. Esta diferencia porcentual, con los valores actuales, representa nada menos que 6 mil millones de pesos. En esa categoría, se incluye salud, acción social, educación, cultura, trabajo, vivienda, agua potable y alcantarillado.

El mito de la falta de recursos

El dinero recaudado por el gobierno de Macri supera cualquier otra gestión anterior. Sus recursos aumentaron un 550 por ciento desde que llegó al poder. “Pese a que el macrismo vende a su gobierno como eficientista y superavitario, ha tenido sólo en 2010 superávit –advierte el informe–, lo que da la cuenta de una mala administración de fondos.” Los economistas indican que el único que el PRO puede señalar como un logro es el superávit económico primario (ingresos corrientes menos gastos corrientes), pero es deficitario el resultado primario (los recursos totales, a los que se les restan los gastos sin incluir los intereses de la deuda) y el resultado financiero (incluye en la resta los intereses de la deuda). En este último caso, el peso de la deuda muestra un déficit cada vez más alto en los últimos años de la gestión de Macri.

La mayor disponibilidad de recursos la consigue, fundamentalmente, a partir de tomar deuda y de aumentar los impuestos. La recaudación del ABL aumentó un 756 por ciento entre 2007 y 2015. En ese mismo período, la recaudación de patentes se incrementó un 582 por ciento con los aumentos aplicados año a año. La proporción de impuestos, sin embargo, viene creciendo hacia los sectores de la producción (Ingresos Brutos), que representan el 70 por ciento del total en 2013. “Esos impuestos no tienen en cuenta la capacidad contributiva del sujeto, por lo que es regresivo. La alícuota es igual para sujetos con distintos ingresos”, indican. En 2015, los ingresos a la producción superarán el 72 por ciento.

El crecimiento de recursos porteños supera la inflación del IPC porteño: en 2013 midieron un incremento del IPC del 44 por ciento mientras que la recaudación superó el 68 por ciento. No es cierto, según se deduce del informe, que los aumentos de impuestos en la Ciudad sigan a la inflación.

El mito del Estado inversor

La informe de La Fábrica afirma que “la inversión pública no se incrementó de manera significativa”. La inversión real directa en los años previos a la gestión de Macri oscilaba entre el 17,1 por ciento (2006) y el 14,5 (2007). El primer año de gobierno del PRO ascendió a 18,8 por ciento, pero luego se estancó en entre un 14 y un 15 por ciento los siguientes cuatro años. Recién en 2013 volvió a un 18,2 por ciento. Para este año y el próximo se espera una inversión menor.

En 2015 está presupuestado un 15,6 por ciento destinado a obras. El informe advierte que son tres puntos menos que en el primer año de Macri. “Si consideramos que en 2015, el presupuesto es de 85 mil millones, cada uno por ciento menos son 850 millones de pesos menos en inversión de infraestructura, monto con el que se podrían construir o ampliar 20 escuelas aproximadamente”, indica el balance.

En 2013, para tomar un ejemplo, se invirtió en obras en la red del subterráneo el 25 por ciento de lo destinado a obra pública. El asfaltado recibió un 9 por ciento, mientras que el metrobus se llevó otro 4 por ciento. La infraestructura de las escuelas recibió el 2 por ciento del dinero destinado a obras.

El mito de la austeridad macrista

Los economistas de La Fábrica porteña y la auditoría advierten que, lejos de ser el de un Estado “ahorrador”, el de Macri fue un período de fuerte endeudamiento que será pagado por las futuras gestiones. Y gran parte de esa deuda está atada a la cotización del dolar. “El año 2014 va a ser el año de mayor peso de la deuda en dólares, con 97,3 por ciento de stock de deuda atado al valor de esa moneda”, indica. El porcentaje viene en ascenso imparable: en 2009, el 56 por ciento de la deuda estaba atada al dólar; en 2011 ya era el 77 por ciento; el año pasado, el 91 por ciento dependía del aumento del dólar.

La deuda porteña se triplicó desde la llegada de Macri y alcanza 2108 millones de dólares. El peso de la deuda sobre el Producto Bruto Geográfico se duplicó (pasó del 1 por ciento en 2007 al 2,1 por ciento en 2014). En 2007, el pago de intereses de la deuda representaba un 1,25 por ciento del gasto total. ¿A cuánto ascenderá en 2015? A 2,83 por ciento del total. Esto implica que escaló a más del doble. Si se toma en cuenta sólo los intereses de la deuda, superan el porcentaje que el gobierno porteño destinará el año próximo a la construcción de viviendas (2,4 por ciento).

El mito de la Ciudad Verde

“El gobierno porteño no hace ninguna revolución verde. Simplemente, transfiere millones a empresas privadas recolectoras”, señala el informe. Hay siete zonas de recolección de residuos húmedos: seis son privadas y una es estatal y funciona como zona testigo para evaluar el precio de las privadas. El precio por cuadra de la recolección estatal es de 99 mil pesos. El precio de las privadas, 225 mil por cuadra. Pese a esto, la recolección estatal se redujo del 0,73 por ciento al 0,3 por ciento.

El dinero destinado a los residuos se lleva ya el 8,41 por ciento de los gastos totales del Estado porteño. El reciclado de residuos secos, en tanto, representa el 0,76 por ciento del presupuesto en 2015. “En 2008 representaba el 0,27 por ciento. En ese 0,43 por ciento de aumento es donde se basa el mito de la ‘revolución verde’ del PRO”, sostiene el informe. Sin embargo, este año se destinó sólo el 0,34 por ciento al tratamiento de residuos. El endeudamiento que se tomó para las plantas de tratamiento terminó en manos de las recolectoras para comprar nuevos camiones, pese a que parte de la negociación del nuevo contrato de la basura implicaba que las empresas debían hacerse cargo de esa inversión. La Dirección General de Reciclado, por ejemplo, tiene disponibles 650 millones de pesos, de los que el 80 por ciento son para maquinaria y equipos. El informe destaca el rol de los recuperadores urbanos, que tiene una función “no sólo económica sino ambiental”. De momento, el gobierno porteño les paga un incentivo de 1500 pesos mensuales.

 

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